blogs 2005

4.10.04

El rey (republicano) de la radio estadounidense

Creo que la primera vez que oí a Rush Limbaugh fue en el coche camino de Santa Fé en el mítico Estado de Nuevo México. Para los que conocen poco los Estados centrales de los Estados Unidos les diré que la programación radiofónica consiste principalmente en cadenas con emisiones de temas locales aderezada con una generosa poción de publicidad local y grandes dosis de un country de lo más 'red-neck'.También predominan muchas emisiones religiosas y con suerte se encuentra alguna cadena que emite música clásica.

En ese escenario alejado geográfica e mentalmente de la Costa Este, baluarte de los demócratas bienpensantes y bienganantes, entre las 12 y las 3 de la tarde el rey indiscutible de la ondas es Limbaugh.

Limbaugh mezcla una especie de “humor irreverente” pero eficaz con un rancio ideario conservador. Su audiencia se estima en 12 millones de personas todos los días y su programa se emite en 600 emisoras de radio. Los ingresos por publicidad que genera son colosales y el saca una buena tajada de ello. En 2001 Limbaugh firmó un contrato récord con Premiere Radio Networks por un valor de 250 millones de dólares hasta 2009.

Limbaugh es un pro Bush, y la bestia negra de los ‘liberales’ que en clave estadounidense son los progresistas. No es de extrañar pues que ahora que estamos en campaña el buen hombre no tenga el más mínimo empacho en parodiar a John Kerry.

Limbaugh aparte de los progresistas también tiene otras obsesiones: Clinton, las feministas, los trabajadores despedidos y los ecologistas. Por ejemplo, considera que los volcanes son más peligrosos para la capa de ozono que las emisiones de productos químicos.

Sus críticos afirman que Limbaugh ha acumulado un inmenso poder político por el uso constante de medias verdades y la distorsión de los hechos. En el libro de FAIR (una organización en pro de la imparcialidad y rigor en el ejercicio periodístico), The Way Things Aren't: Rush Limbaugh's Reign of Error ('Como no son las cosas: El reino del error de Rush Limbaugh') se exponen numerosos ejemplos muy críticos con el tipo de periodismo que practica Limbaugh.

Los lectores que quieran comprobar de primera mano el pensamiento de Limbaugh pueden leer sus libros The Way Things Ought to Be (‘Como tendría que ser') y See, I Told You So ('Ves, te lo dije')